sábado, 10 de octubre de 2015

En la cima

Hemos llegado a la cima; desde aquí, el iris de los ojos se desploma en verdes campos, donde ovejas como lunares tapizan el viento.






Briznas de luz hierven en el río, que corta con su filo una tierra dulce.





Así, los años hacia atrás forman cadenas de plata, y ya es hora de saborear la libertad del aire que con los ojos planeo.

Se deshiela la nieve acunada por la niebla oscilante, aliento húmedo que el cielo espira.




En el camino andado deben quedar también las piedras en los zapatos, los aguijones y los pellizcos, que tantas veces cubrí con papel mojado.





Hacia delante, las nubes perladas ondulan y surcan el azul de mi alma, feliz, acompañada.




sábado, 26 de septiembre de 2015

Túnel



     Me sumerjo en un túnel con la inercia del viaje; una, dos, tres...hasta siete luces, y después salgo al otro lado como a otra vida.




     Los siete pequeños soles naranjas se han escapado del eclipse y yo bordeo esta tierra lejana bajo el arco de cemento que cobija nuestras vidas.




     No debo olvidar nada de lo que traje.



foto  tomada en Bilboko Kalealdia 2015

viernes, 31 de julio de 2015

Montañas

Días largos de verano, el tiempo se riza en las olas; las montañas, de papel de seda, flotan en la
plata del mar. En bandeja de luz, su silueta se recorta sobre la calina, que brota
blanca mientras las pieles se escurren húmedas como peces. Líquida es también la respiración entre
los besos.





Otras montañas, las de niebla, reptan por la arena y caminan como hadas sobre el mar cincelado,
libro de plomo escrito por los marineros. La bruma se levanta y se enreda con el humo: las almas
del agua y del fuego se abrazan, y vuelan. Burbujas de neblina se alejan luego para deshacerse
detrás del horizonte.

Se han borrado las líneas, puntos de colores se dispersan en la orilla: me visitan trazos de luz para
quedarse incrustados en las grutas que me conforman.




domingo, 28 de junio de 2015

Silbido





La palabra silbido se evapora entre los dientes y se hace flecha. Redondea los labios y se cuela en los oídos como un cuchillo.






Es también río, y el agua que esconde salpica mi extraño espacio. La lengua es ahora cuartilla de papel mojado en una carpeta cerrada.








Se aleja, la palabra, como lo hacen los caballos en el desierto...Leve es el balanceo de la grupa cansada, prudente su grave paso.






¡Quien sabe ahora lo que la sonora boca lleva escrito en su silencio!




sábado, 6 de junio de 2015

Gladiator




     El Gladiator viajaba de Gibraltar a Liverpool, y llevaba seiscientas cajas de azúcar. En las volantes aguas de Tarifa tocó fondo, pero no se rindió hasta Zahara. Se salvaron los hombres, el azúcar no; los atunes bebieron sirope de mar.

     Gladiator duerme en la arena, al abrigo del Levante. Apenas asoma su oxidado depósito cuando crece la marea.

     Me he subido a ese vapor, el que encalló hace ciento veinte años. El agua, turquesa unas veces y verde cristal otras, lo guarda para devorarlo. Yo nadé allí, y me arañé las piernas con el esqueleto del tiempo.

     Hileras de mi sangre cayeron en aquel pozo líquido. Se mezclaron con los ruidos acallados por la arena.





     

sábado, 16 de mayo de 2015

Barro



     El viento juega con mi falda. Intento sujetarla con las dos manos, pero las llevo cargadas con pucheros de barro. Me siento feliz, sé que al caminar dibujo una sonrisa, y mi tirante desciende como una vereda por mi hombro desnudo.



     La tormenta se bate en el aire y el polvo se hace espuma; el apagado atardecer se rompe en resplandores. ¡Qué momento es este para cargar con pucheros de barro! No sé si he oído bien, pero he sentido tu aliento jugando con mis piernas.



sábado, 11 de abril de 2015

La pluma




     En el borde de la ventana y en las ramas de los árboles, delicado pájaro.

     Desde allí una pluma blanca cae con insuperable suavidad y cadencia. Casi no es materia.

     Dibuja unas ondas transparentes, las mismas que yo escribo con mis caricias en tu espalda.

     La imagen se detiene. Permanece ingrávida ante tus ojos: ¿quizá tan fino tejido te pertenezca?


     Para mí, un aire de luz, un océano de vida en el que me diluyo.

     A cada paso me deshago. Cada tramo que recorro al separarme de ti me borra.



sábado, 28 de marzo de 2015

Primavera

    

     En primera línea el agua azul turquesa; detrás, lapislázuli blando. A mis pies, un te quiero cicatriza en la arena. Lame el agua las huellas descalzas y las convierte en besos.

     Una botella llega con un mensaje: aún en su vacío, trae la primavera.

     Dos cometas bailan: tú y yo a merced del tiempo. Me esperas cuando encallo, y subes conmigo más alto después. El viento enreda nuestra danza, desde arriba todo es azul, inmenso.

   



sábado, 21 de febrero de 2015

Obra inacabada. A Saramago.



    

Los papeles emborronados se desinflan en el cajón más inaccesible del escritorio. Las palabras en ellos anotadas se hunden en el olvido como hierro al rojo en la carne del ganado: ¿es este su sitio?

Los lápices viejos han dibujado un paisaje, un cuadro que nace arrinconado. El delineante pisa las gotas de agua que una lluvia invisible ha salpicado sobre los adoquines, desfigura el trazo que la humedad cosía.

El alfarero acaricia la suntuosa arcilla de la que saca las formas. Sus cuencos acunarán el vacío y mecerán el agua sin que importen los surcos que se escaparon de su sueño, territorio también imperfecto.

Estar donde se debe estar, a pesar de ser una obra inacabada.




Casa dos Bicos, Fundación José Saramago; olivo de Azinhaga en el que fueron esparcidas parte de sus cenizas. Lisboa.