lunes, 26 de agosto de 2013

Orión

Me traes la magia de un sueño antiguo.
Me levantas tus pestañas

                              justo hasta la altura

donde yo tengo puesto lo esperado.
           ... Por eso hoy te convierto en intangible
y  no te escindo de mí,
como no puede hacerlo Orión
con sus estrellas.


miércoles, 7 de agosto de 2013

Calor

Calor.  Fiebre húmeda que avanza igual que el agua en el fondo del mar. El ventilador remueve esta atmósfera gelatinosa y con ella compone oleadas sobre la superficie blanda de tu cuerpo. El abanico de aire desplaza tu sudor como lo hace la arena en la duna. Quisiera observar la cristalina gota que asciende imperceptible por tus muslos hasta desaparecer fundida en otra para mantener tu piel mojada ante mis ojos.

     En estos instantes tu piel es dorada, es el atardecer en la calurosa y lejana llanura. La acaricio y crece bajo mi mano la vegetación suave de tu vello erecto en un recorrido cercano a mi aliento. Llueve aire caliente desde el techo. El perezoso ventilador sabe muy bien cómo tratar este asunto y gira perdiendo las aspas en un disco cuyo balanceo resalta la sensualidad de tu espalda, y mi deseo.


La habitación es clara, la luz bate el calor y su espuma se desperdiga del mismo modo que los sueños en un cuento. Afuera está el mar, está la vida, y sin embargo yo, aquí, lo tengo todo. Se abandonan las sábanas, se derriten cama abajo. Con el soplo circular nos llega un olor a mundo, a principio. Así esperamos, con nuestras pieles enlazadas, la caricia del húmedo suspiro cenital.