De tus
pequeños brazos quiero hacer florecer caricias. Que las yemas de tus dedos sean
botones florales de inapreciable tersura. Que se abran tus manos buscando la
luz de primavera y que esta arrope otoños e inviernos cuando lleguen. Quiero
que el suave sol sea potente en tus venas, y haga brotar el más dulce color en
todo lo que toques. Que lo que hagas se impregne del aroma de una miel aún no
destilada.
Ni un beso debe despegarse de
tus ramas, extensiones de piel que abarcan tantos abrazos. Quiero que, mientras
miras hacia el claro cielo azul en el que vuelan las elegantes golondrinas de
tus ojos sonriendo, tus ágiles pies estén firmes en la tierra, corriendo tus
raíces hacia el infinito que no se ve. Bebe con tus pasos la savia que mana de
la tierra roja y déjate vivir en la primavera en la que habita tu corazón.
Las palabras: Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos, son de Pablo Neruda.