martes, 8 de julio de 2014

Colores

I

Todos los días, un perseverante padre se zambulle en el mar con su hijo inválido en brazos. 

Cojo el tren; mientras, pasa despacio un mercancías con los vagones pintados que circula ajeno a la estación .

Un baño de kilómetros me cubre por dentro, y mis ojos absorben el dorado pajizo de las siembras latentes.


II

El hombre toma en brazos a su delgado e inmóvil hijo y le sumerge en el agua verde; su sonrisa es el brillo titilante de esa esmeralda engarzada en la tierra.

Lo que yo veo es polvo, espuma seca levantada del terreno por las cosechadoras amarillas, fuertes como escarabajos.

Es plano el mar del que ahora hablo, como lo son estas llanuras, como lo es el cielo. Los colores, ya digo, son sencillos. Verde, amarillo y azul, hoy pálido. 


III

En el mar, donde el padre hace feliz a su hijo cada mañana, hay un barco hundido.

En la llanura, donde sudan los hombres, hay viñedos y pinos exultantes, borrachos de agua.


En el cielo, las nubes enmarañadas velan la luz de este día en el que espero reconfortar mi corazón como el muchacho mecido en el mar por el afán de su padre.