No puedo enviarte el
sonido del viento en los árboles; solo puedo indicarte que es un velo blanco
enredándose en el aire.
Tampoco te puedo llevar el olor a miel de los almendros en flor, pero no sé cómo al respirarlo te inhalo como si fueras el aroma de las hadas del invierno.
Se me entremezclan los recuerdos y las sensaciones igual que juguetes en el desván, y tú te me acercas con la misma nostalgia de luz que tienen las estrellas.